Si una cosa nos ha enseñado el partido contra el Barcelona, donde se ha perdido por 4 a 2, es que el equipo sabe ponerse el mono de trabajar, cunado quiere y sobre todo cuando se enfrenta a los grandes.
Parece que Voro
va a tener que trabajar siempre con la eventualidad de jugar gran parte
del partido con 10 jugadores, esto ya no es novedad en esta liga
2016-17.
Ya
hemos visto que los jugadores, además de estar cansados por el esfuerzo
de perseguir el balón, no están suficientemente preparados. La
velocidad no es lo suyo en ninguna de las líneas, y además las jugadas
de pillería que ha utilizado el Barça siempre les han pillado mirando
hacia otra parte y nos ha costado, además de muchos sustos, habilidades
de Suárez al margen, el gol del primer empate y el penalti que desequilibraba el marcador a favor de los locales.
El
último gol es una prueba de cómo no se pueden afrontar los últimos
minutos de partido, donde un ataque desenfrenado deja colgada a la
defensa que, inexplicablemente, sigue siendo incapaz de cortar una
jugada en el centro del campo permitiendo una galopada que ha pillado a
contrapié a toda la defensa.
Voro
tendrá que recomponer de nuevo el equipo y, aprovechando el descanso de
selecciones, madurar psíquicamente a los jugadores para afrontar este
definitivo tramo de la Liga Santander.
La
ventaja sobre los equipos ahora en el descenso parece importante pero
quedan todavía muchos partidos y no hay descanso para los que confían
todavía en conseguir la salvación. Como Voro viene repitiendo en todas las ruedas de prensa: … no se puede generar confianza y las pilas deben estar siempre cargadas.
Revista NOVA DIMDENSIÒ. Valencia.España.